Abderrafie Ettalydy
Doctor en educación, sociedad y cualidad de vida. Universidad de Lleida.
En estos últimos días, la inmigración se ha convertido en la primera preocupación de los españoles según un estudio realizado por el CIS (Centro de estudios Sociológicos). Esta inquietud, espoleada por la extrema derecha y algunos medios de comunicación, escala en tres meses del noveno puesto en la lista de las preocupaciones ciudadanas al primer puesto superando el paro, la economía y la discusión política de los partidos políticos. La inmigración es una dimensión estructural de la sociedad española. Así, más de una de cada diez personas que ahora vive en España nació en otro país y muchas de ellas representan una fuerza de trabajo esencial para diferentes sectores de la economía nacional como el caso de la agricultura, la construcción, la hostelería y servicios. Si se marcharan todos los inmigrantes sería desastroso para el país y la economía se hundirá un 25%. La inmigración de hoy es la garantía por mantener el sistema de bienestar social en números positivos. España necesitará a cerca de 25 millones de personas de origen inmigrante para mantener la relación entre el personal trabajador y los pensionistas, según un informe emitido por el Banco de España en su análisis de la situación económica del país.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula que, en las próximas tres décadas, habrá 15 millones de personas que cobrarán una pensión, las otras 18 millones estarán en edad de trabajar y las 12 millones de personas origen inmigrante serán activos. Según estas cifras, para mantener la tasa de dependencia actual del 26%, el Banco de España explica que esto implicaría que la población inmigrante trabajadora subirá en 24,6 millones de personas, hasta tener un total de 37 millones de migrantes trabajando en este país. Esto implicaría que España tendría bastantes más trabajadores de origen inmigrante que españoles. También, puntualiza que los flujos migratorios han registrado un dinamismo muy elevado en los últimos años, pero parece poco probable que pueda evitar el envejecimiento poblacional en el que se encuentra inmersa España.
Evidentemente, haría falta mucha más pedagogía de lo que de positivo tiene la inmigración y haría falta acciones suficientemente proactivos y didácticos a la hora de reaccionar adecuadamente a la cuestión de la inmigración, especialmente, los comentarios que se encuentran en las redes sociales y que fomentan el racismo y la xenofobia, cuyas consecuencias puedríen acabar siendo un auténtico desastre por todo el país.
English
Español
Deutsch
Français
العربية